La réplica 3D impresa no solo facilita la explicación del caso a los pacientes, también el poder planificar las intervenciones de manera visual y simple.
La impresión 3D se conoce como fabricación aditiva porque crea objetos capa por capa. VER TIENDA

Su ventaja es que sirve como herramienta para la comunicación con el paciente y la planificación de casos, así como para la producción de soluciones a medida.

“Esta es la parte más ambiciosa de lo que hacemos aquí: diseñamos y fabricamos dispositivos médicos, incluso implantes que llevan los pacientes, que son únicos porque están diseñados especialmente para él”, explica Rubén Pérez-Mañanes, Departamento de Cirugía Ortopédica. Centro de Oncología.

El primer paso para lograr la estructura anatómica del paciente (conocida como biomolio) es desarrollar una copia digital a través del desarrollo ordenado.

Con este fin, la investigación de radiología es importante: CT (escaneo de fallas axiales de la computadora) o resonancia magnética.

A continuación, su médico le dará a estas unidades de imagen digital para ingenieros biomédicos. En este caso, Estela Gómez Larrén y Iago González Fernández.

Son responsables de programar impresoras 3D que utilizan la tecnología FDM (modelado por deposición fundida) y SLS (sinterización selectiva por láser).

El primero consiste en un modelado de deposición fundida, la técnica más común en la impresión 3D y la segunda intrusión láser selectiva, que permite piezas complejas y duraderas.

‘’La impresión de un modelo puede tardar seis u ocho horas. Si en una mañana hemos trabajado sobre el modelo, a lo mejor al día siguiente podríamos tener la impresión.

Es muy rápido y se adapta tanto al paciente como al médico”, explica el cirujano oncológico y de trasplante hepático, José Manuel Asensio Pascual.